70 años después de la contienda
Buceando en la memoria en la que han permanecido indelebles los recuerdos de una infancia marcada por un acontecimiento traumático cual fue nuestra guerra incivil percibida en términos infantiles. Una sucesión de imágenes captadas con la óptica de los diez años de edad con los que contaba cuando tuvieron lugar los hechos que narro a continuación, que han permanecido inmarcesibles a lo largo de mi vida.
Tras el Alzamiento, aparecieron en mi pueblo (Castelldans) propagandistas provistos de altavoces para reclutar voluntarios con destino al frente de Aragón para sofocar el levantamiento militar donde los facciosos habían tomado Zaragoza. Este hecho convulsionó al pueblo donde nunca pasaba nada. Entre los voluntarios que fueron a cumplir la misión que les fue encomendada, se encontraba un primo de mi padre al que mataron en Tardienta, lo que causó una gran conmoción familiar.
Durante los dos primeros años de la contienda los hechos militares tuvieron lugar en frentes alejados de nuestro pueblo, si bien la guerra tuvo sus repercusiones: los hombres en edad de trabajar fueron reclutados para la guerra, quedando solo mujeres, niños y mayores; los campos dejaron de ser cultivados, los partidarios políticos de los dos bandos enfrentados polarizaron de forma irreconciliable sus posiciones, los anarquistas y otros partidos de extrema izquierda hacían exhibicionismos que chocaban con las costumbres establecidas con su anticlericalismo, el amor libre, etc,..
A medianos de 1938 el frente se estabilizó por espacio de ocho meses en Lleida a veinte kms de distancia de donde residía, período en el que tuvieron lugar los hechos que más convulsionaron mi infancia. Por la topografía que tiene mi pueblo, situado tras una colina desde la que se domina todo el llano de Urgel, los estrategas militares decidieron establecer en el mismo, un importante dispositivo defensivo compuesto de varios batallones de las distintas armas. Tan numeroso contingente de tropa, trastornó por completo las costumbres: las mujeres cuyos maridos y novios estaban en el frente de batalla, eran solicitadas por los soldados, que se prodigaban en abundancia, puesto que a su vez, ellos, se encontraban faltos del cariño del sexo opuesto. Una anécdota
al respecto, la caracterizó un capitán de caballería que se enamoró de la chica más guapa del pueblo, a la que visitaba todos las noches a caballo, con su mejor uniforme acompañado de un pequeño escuadrón de jinetes para darle una serenata.
Aquel verano, las calles del pueblo cobraron una animación inusitada con grupos musicales y coros, participadas por los soldados, que fueron acogidas con jolgorio por los paisanos y la chiquillería. Participaba como figura destacada, Pedro Terol un famoso tenor de la época enrolado en la tropa, que daba lustre a las serenatas que atronaban las calles en las noches veraniegas.
También tenían atractivo para nuestra edad, contemplar los ejercicios de la tropa, lo más emocionante eran las competiciones de saltos de equitación en el campo de vallas construido ex profeso para el lucimiento de los preciosos corceles, desconocidos en el pueblo, donde solo existían los burros y machos para las labores del campo.
La cruz de lo lúdico expuesto hasta aquí, fueron los bombardeos que descargó el enemigo sobre las tropas estacionadas en el pueblo, lo que obligó a la población civil a refugiarse en las cabañas, que había en los campos para guarecerse de la lluvia las personas y caballerías. La superficie de cada una de estas construcciones no superaba los 20 metros cuadrados y en ellas no había espacio ni para acostase las personas que iban destinadas a cada una de ellas.
El terror que producen los bombardeos aéreos, es indescriptible para quien no lo ha sufrido: el estruendo que producen cuando estallan a proximidad y la siembra de cascotes que cubren el radio donde está uno situado, (por supuesto siempre cuerpo a tierra cuando se oye el silbido previo a la explosión). Después de los bombardeos las personas mayores que fueron a ver como había quedado el pueblo, decían que lo que no habían destruido las bombas fue saqueado, consecuencia de lo cual nos habíamos quedado con lo puesto y en estas condiciones tuvimos que afrontar el invierno de 1938, entre los fuegos cruzados de los dos contendientes oyendo de continuo el silbar de los obuses sobre nuestras cabezas.
Un corresponsal de guerra de un periódico inglés, ha escrito un libro recopilando sus crónicas desde los distintos frentes de nuestra guerra fraticida. Como otros tantos hispanistas británicos, este corresponsal se enamoró de España y de sus gentes al punto que se casó con una española y tuvieron tres hijos, uno de los cuales estoy casi seguro que debe ser el guionista de la serie “ CUENTAME COMO PASÓ” pues aparece en una foto de familia en el libro que me ha desaparecido pero recuerdo que uno de los hijos se llama Patrick Berklye o algo así. Este corresponsal en su libro dice que la última batalla que se libró en nuestra guerra, después de la batalla del Ebro, fue la batalla de Castelldans.
No ha sido mi propósito al atender a la petición de Nani, para que le describiera la educación que recibí en tiempos de la República, soltarle este rollo sobre mis recuerdos de la guerra, pero ello fue el desencadenante de estos hechos anteriores que han quedado impresos a fuego en mi memoria con tal intensidad que los de la escuela de la época, fueron mediatizados por el paso de la guerra, quedando diluidos en la memoria, que si tratara de exponerlos hoy, me temo que estarían subjetivados por mis inclinaciones políticas posteriores.
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