19 enero 2009

Cambio copernicano

Los tiempos que vivimos, son tan sorpresivos dinámicos y cambiantes, que, girando el foco hacia los distintos ángulos de la actualidad en función de las percepciones a que nos incitan las multifacéticas asunciones ideológicas; se advierte en la actual coyuntura derivada de la crisis financiera las repercusiones sobre la economía, con un aumento desorbitado del desempleo. Hallamos en falta opiniones referidas al cambio copernicano que se espera de Obama, consistentes en pasar de la filosofía neocon de las dos últimas legislaturas USA, en que se confiaban las pautas de gobierno al liberalismo salvaje de las empresas sin el menor control estatal, a la espera dél que algunos consideran una especie de mesías social, capaz de resolver los problemas que agobian a gran parte de la humanidad mediante la gestión gubernamental. Con la nacionalización de Bancos, etc,..

Thatcher y Reagan, aplicaron formas de gobierno capitalista opuestas a las prácticas comunistas a las que consiguieron desacreditar y vencer por primera vez en la historia sin haber tenido que recurrir a las armas, al tiempo que se oponían, aunque de forma más atenuada, con las políticas socialdemócratas europeas que instauraron el Estado de Bienestar a cargo de los gobiernos, que eran financiadas mediante cargas fiscales progresivas hasta el 80% de los ingresos de los contribuyentes, en ciertos países.

Las formas de gobierno neoliberales que se apoyan en las empresas: (la iniciativa privada) para producir riqueza y bienestar, consideran los impuestos excesivos un expolio que drena la inversión de las empresas que requieren de la mayor liquidez y crédito posibles para desarrollar las iniciativas de los promotores como vía de progreso.

Los neocons, término que se puede traducir como conservadores a ultranza, lo que equivale a comportarse como inmovilistas o nostálgicos del pasado, valiéndose del instrumental moderno, han sido los gobernantes de las dos últimas legislaturas USA.
Apoyados en la tecnología de punta generada en sus universidades y laboratorios, con los recursos económicos aportados por los poseedores de grandes fortunas del resto del mundo temerosos de perder su dinero, lo ponían a buen recaudo en el reino del dólar que ha sido desde Bretton Woods la moneda de referencia mundial. Los dos recursos: conocimiento y dinero, gestionados por las multinacionales alrededor del mundo, quedando demostrado en el reciente crac financiero, al que ha contagiado con sus efectos; disponiendo de un ejército abrumadoramente superior al de los demás países, contando con los votos de los creyente ultra-conservadores de los estados del Medio Oeste que aportan dos senadores por Estado, sin proporcionalidad poblacional, etc. Los neocons, contaron los resortes necesarios para asegurara la gobernación de los EE.UU.

El plan urdido por los maquiavélicos neocons, consistió en primer lugar en tratar de desautorizar a las Naciones Unidas como institución multinacional de las atribuciones que les confieren sus estatutos, vetando todas las resoluciones que no se acomodaban a sus intereses y como remate, con la declaración unilateral de la guerra de Irak.
Abundando en su insolencia y desconsideración hacia los restantes doscientos países que forman la comunidad internacional, los neocons reinantes en USA se tomaron la atribución de declarar: ejes del mal o países canallas como les llamaban los franceses a aquellas naciones que no se sometían a los dictados del imperio, nombre con el que invistieron a los EE.UU. en sus épocas de dominio. El desprecio de la Declaración de Ginebra sobre torturas a los prisioneros para que declararan, practicadas en Abu Graif y en Guantánamo etc, así como negarse a la firma de tratados como el protocolo de Kioto para la protección de la ecología, han conducido a acusar al gobierno Bush, como el más nefasto de la historia del gran país norteamericano.

Parece utópico reclamarle al recién elegido presidente Obama, que alcance a satisfacer las expectativas despertadas en su país y en el resto del mundo, para deshacer tanto entuerto como el producido por los neocons. No obstante el gran país americano ha sido por espacio de casi un siglo, el faro que ha alumbrado el mundo de ciencia y tecnología, de creadores de todas las artes: desde el cine como fenómeno de difusión de costumbres, de recreador de la historia en su faceta pedagógica, como fuente inagotable de entretenimiento y solaz para el espíritu, etc, etc,..y de tantos aportes impagables que ha dado a la humanidad. Pero los imperios alcanzan su cenit y su ocaso. Creemos que si el gran país americano persiste en aplicar el poder duro en lugar del poder blando, de mantener el diferencial abismal entre ricos y pobres en lugar de acercar el listón económico hacia la clase media igualitaria, de combatir el despilfarro ofensivo, mientras no se consiga mínimos de subsistencia para los que mueren de hambre, etc,..le va resultar difícil competir comercialmente en el mercado globalizado con los países emergentes que practican la austeridad.

Hacemos votos para que el nuevo presidente norte- americano, consiga colmar las expectativas depositadas en su gestión y que revierta la filosofía neocon, en el sentido de que es sobre los gobiernos de los pueblos en los recae la obligación de velar por sus administrados, al ser designados para el desempeño de la máxima magistratura. Los estatutos por los que se rigen las empresas, rezan que el beneficio es el objetivo crucial y único de su función social. Las grandes multinacionales, que cuentan con departamentos para desarrollar las distintas funciones inherentes a las empresas se asimilan a las administraciones estatales que requieren en la actualidad de centros de investigación potenciados. El I+D es prioritario junto a la planificación al más largo plazo para acomodarse al método científico que prevé las prioridades y los medios para acomodarse a acontecimientos previsibles. Las pequeñas y medianas empresas, que en España, dicen que ocupan el 80% de la mano de obra, siendo por tanto los que ejercen a la mayoría de la función social, no funcionan con parámetros de racionalidad moderna por carecer de investigación y planificación practicando el minifundio o la economía de subsistencia que en la práctica agrícola fue un completo fracaso.