Transgresiones
Con pocas fechas de diferencia, han acaecido dos hechos que han conmocionado al mundo: la crisis económica mundial y el holocausto bis promovido por los judíos sobre los palestinos. Ambos, han tenido relación con el país que por su importancia, le son atribuidos la mayor parte de los acontecimientos cruciales que tienen lugar a nivel planetario: los EE. UU. (nunca se habla de un perro muerto).
Del primero: la crisis económica, que, por su incidencia sobre el paro y el hambre de los más desfavorecidos, supone la mayor transgresión sobre masas multimillonarias de población, que quedan a la sombra de los focos publicitarios de la sociedad actual que solo da cabida en los titulares a ladrones como Madoff - al que no encuentran delito para meterlo en chirona, tienen que reservar las plazas para los chorizos-. Hechos como el que antecede, serían motivo de escándalo inasumible para el más elemental sentido común. Que sean sometidos al calvario psicológico que produce el paro, dejando a la intemperie del sálvese quien pueda, a padres de familia que tienen que dar a su prole lo necesario para subsistir, creídos estar a cubierto por el Estado de Bienestar, y lo más sangrante, dejar morir de inanición a tantos millones de seres humanos, frente al espectáculo del despilfarro más soez de los privilegiados, en un mundo en el que existen medios sobrados para alimentarlos a todos.
La masacre que en estos momentos están llevando a cabo los judíos sobre los habitantes de la cárcel, en que han convertido la franja de Gaza, es otra anomalía de nuestro tiempo que quedará en los anales de la historia como un hecho monstruoso de una crueldad rayana con los más bajos instintos de una sociedad que ha sufrido en su propia carne otra injusticia que ha tenido el reconocimiento universal que merece: el execrable holocausto nazi. Así parece, que sus verdugos nazis inocularon en los genes de los judíos, el virus de la crueldad más espantosa al actuar de forma despiadada sobre niños y población civil, en una razia cuyo único botín es derramar sangre inocente, frente a la denuncia de la inmensa mayoría de la humanidad que se muestra escandalizada de que la ONU permanezca impasible o maniatada, por el imperio, frente al execrable ejercicio de maldad que se está cometiendo.
Se ha dicho que la resolución de las Naciones Unidas por la que se permitió al pueblo judío ubicarse en el lugar rodeado de pueblos musulmanes por los cuatro costados, fué el mayor error diplomático cometido en la historia, atribuible quizás, a la bisoñéz de la organización internacional y a la presión de los poderosos lobbis judios. El pueblo judío maldecido por el catolicismo por haber crucificado al hijo de su Dios,
Expulsado de Bizancio por Justiniano, de España por los Reyes Católicos, eliminados del Centro Europa por los nazis, que vivían en guetos, en las ciudades donde residían apartados por voluntad propia o repudiados por las otras etnias por su condición de pueblo errante, avariento, etc,. En Cisjordania, en el suelo usurpado a los palestinos, instalan de continuo nuevos asentamientos en espacios legalmente atribuido por la ONU a sus víctimas, y no contentos con ello, los confinan en la cárcel de Gaza donde cometen las mayores atrocidades sin dejar a los periodistas dar testimonio.
Últimamente, ha sido proscrita la erección de muros para separar los ciudadanos de los países en la era de la globalización, cuando los medios disponibles facilitan los viajes e intercambios de todo tipo como ejercicio de libertad, atribuible en gran medida al automóvil que ha suprimido las distancias que aislaban a los humanos.
No obstante, los noticiarios nos muestran la proliferación de muros construidos por los judíos para obstaculizar la circulación de sus vecinos palestinos. Pensamos que una solución podría consistir en construir un muro circundando su propio territorio para aislarse de sus vecinos árabes, con los que tienen incompatibilidades.
La incrustación del estado de Israel en su actual ubicación, constituye el mayor foco de desestabilización mundial que genera continuas metástasis terroristas en su entorno abrumadoramente árabe. La metáfora sanitaria lo pondría de inmediato en cuarentena permanente. El recientemente fallecido filósofo Huntington, ha situado el choque de civilizaciones en el medio Oriente, seguramente consciente del polvorín de pasiones encontradas que tiene lugar en la encrucijada de caminos que fue en la antigüedad esta zona y que hoy de nuevo se ha convertido en un crucial problema.
Se ha comentado ampliamente estos días un artículo de Vargas Llosa publicado en El Pais, donde expone de forma bien razonada, las consecuencias que se pueden derivar de la actual intervención militar israelí en la franja de Gaza. Conocida la ideología del famoso escritor, que justifica con la encendida defensa que ha hecho del pueblo judío en numerosos escritos suyos, en este caso, a fuer de ser objetivo dice que la razia emprendida por Israel contra Gaza será un completo fracaso que solo contribuirá a la exacerbación del terrorismo y el descrédito judio. Contrasta su punto de vista con el expresado por los cachorros del Partido Popular en nuestro país, donde sus tertulianos, defienden con entusiasmo la postura israelí, lo que les debe producir cierta esquizofrenia, al recordar que en los campos de exterminio nazis, donde tantos judíos fueron eliminados, durante el franquismo, no podían ser recriminados.
Se espera mucho del buen juicio de Obama, (si sus apoyos se lo permiten), que contribuya a deshacer el colosal entuerto que supone la cárcel inhumana de Gaza, agravada por la carnicería de niños y civiles que provoca la intervención israelí,en el ambiente apocalíptico en las condiciones: alimenticias, sanitarias, salubres, militares, que narran los pocos observadores que tenido acceso limitado, puesto que a la prensa no se le permite informar por impedimento estricto del ejercito israelí.
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