25 enero 2009

Rebelión de los jueces

A propósito del actual contencioso entablado por los jueces de nuestro país, nos parece aleccionador un artículo en ‘Público’, firmado por Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista. En dicho artículo se detallan de forma sencilla, didáctica y comprensiva para cualquiera, numerosos ejemplos de cómo se desarrollan las actuaciones judiciales en España. Se remontan – como indica la autora – al derecho romano y a Justiniano a pesar de las reformas de las Leyes de Enjuiciamiento del año 2000.

El estilo y la forma en que está redactado, muestra la ironía y el sentido del humor de la autora, sin salirse de los cauces estrictos de la exposición literal de los hechos con la descripción de cada uno de los pasos preceptivos que hay que dar, en cada una de las actuaciones. El seguimiento de los procedimientos judiciales en nuestro país constituye además de un galimatías inescrutable para un entendimiento normal, una apuesta infalible para desembocar en la mayor ineficiencia posible.

Si la administración de la justicia no fuera una necesidad tan crucial para el bienestar de los humanos, de la que depende en gran medida la paz de las conciencias que están inmersas en contenciosos que aumentan con las complicaciones de la vida moderna, adquieren carácter de verdadero desafuero los ejemplos expuestos sobre actuaciones judiciales en el escrito de referencia, los retrasos en alcanzar la resolución de litigios, de hasta diez años, y el papeleo empleado: 150.000 folios, en algunos casos.

¿Es tolerable el espectáculo que muestran los media: que sobre la mesa del Consejo General del Poder Judicial hay pilas de folios de hasta 30 cms de altura, al lado de cada participante, que sustituidas por una pantalla de ordenador se obtendrían respuestas con solo pulsar una tecla? Que el tercer poder de un país moderno como es España, incurra en tales aberraciones, pone en evidencia fallos estructurales que se arrastran desde la formación de los agentes encargados de administrar justicia que dedican años para aprobar las oposiciones memorizando textos sacados de la fronda leguleya de años y aún siglos atrás, completamente periclitados.

El fallo del sistema habría que imputarlo a la carencia de equipos que planifiquen, programen y pongan en aplicación las estrategias que deben ser ejecutadas por los distintos estamentos de la sociedades modernas, después de haber contrastado las experiencias más exitosas alcanzadas en cualquier lugar por derecho comparado. Los modernos medios de transmisión ponen a disposición los logros alcanzados en todas las ramas del saber. Los científicos que son los artífices que ponen los logros del progreso al servicio de la humanidad, acumulando en su haber el aporte de la mayor parte de los inventos, conseguidos mediante el método científico consistente en:
Aportar ideas. Adoptar estrategias.
Investigar. Fijar prioridades.
Programar. Alcanzar objetivos.
Planificar en el tiempo. Comprobar empíricamente los resultados
La mayor satisfacción de cualquier científico, es publicar sus hallazgos en Science u otras revistas de prestigio, para que sus logros alcancen la mayor difusión posible. Con tal proceder se pone en evidencia la generosidad que emana del estamento científico del que deberá tomarse ejemplo en lo sucesivo para desenmascarar los espíritus mezquinos que indebidamente abusan de privilegios adquiridos mediante actuaciones espurias, tales como: que se valen de privilegios heredados, de padrinos afianzados en poltronas, que se valen del dinero, del poder y de la fuerza para abusar de privilegios. Estas últimas prácticas serán abolidas por las luces del conocimiento, permitiendo que se afiancen los métodos de actuación científicos en todos los campos de interés general.

El estamento judicial, seguramente uno de los más tachados de el corporativismo y otras lacras que les sitúan en los índices más bajos de aceptación pública en las encuestas, al ser frecuentemente censuradas por la prensa sus actuaciones en lo que se ha dado en llamar juicios paralelos en los que aparecen personajes políticos que salen indemnes de acusaciones de corrupción, así como otros más graves, como el del juez Jurado como piedra de escándalo que quedará en los anales, por haber han tomado parte en él, las más altas instancias políticas del país. Como culminación de lo que antecede, para colmar el vaso de los escándalos, los jueces declaran una huelga para plantear reivindicaciones entro otras las económicas en el momento de mayor crisis en el país.

Con el cambio de costumbres a nivel mundial que se augura con la llegada de Obama el cambio de paradigma, debería ir precedido de la modificación copernicana de las instituciones que nos rigen, como la apuntada de la judicatura (en nuestro país) y de las restantes: políticas, económicas, organizativas, planificaciones, estratégicas, laborales, etc. Pero sobre todo en la formación de las personas con criterios racionales de bondad, igualdad, fraternidad, armonía..., dado que los aportes tecno-científicos alcanzados están en disposición de proporcionarnos bienes físicos con generosidad y abundancia lo que permitiría acometer la planificación de nuevos paradigmas para alcanzar mayores cotas de felicidad, bienestar psíquico, paz de los espíritus que para muchos constituye una desiderata racional si se asume que la condición: anímica, espiritual, neuronal, etc., que nos distingue a los humanos del resto de la naturaleza, radica en un reducto indefinible que unos llaman alma, otros espíritu, constitutivo de lo más sublime que nos ha sido dado.

Consideramos una deficiencia institucional de crucial calado, el no sacar partido del ejemplo aportado por las ingentes prestaciones que desde la revolución industrial han dado al mundo mediante el conocimiento sistematizado al servicio de la ciencia las grandes instituciones del saber: Escuelas, Universidades, Laboratorios, Centros de investigación y de Trabajo, Talleres, Fabricas, Granjas, Campos de labor etc, lugares, donde se ha fraguado el milagro presente y patente que configura un mundo ideal en embrión susceptible de ser moldeado al albur de la inteligencia humana.