Manipulación oportunista
Los dos acontecimientos que han tenido lugar en Madrid en las mismas fechas: los días 22, 23, y 24 de marzo del 2014, la marcha de la “dignidad” y la muerte del presidente Adolfo Suárez, han permitido a los medios de información y persuasión de los pueblos, manipular ambos acontecimientos simultáneos, de forma para glorificar al primero, al tiempo que reducir al segundo, a los enfrentamientos producidos por una minoría insignificante de alborotadores insertados en la marcha, con las fuerzas de seguridad, repudiados por los organizadores de la marcha, expulsando de la misma a cualquier sospechoso que tuviera tales intenciones.
La marcha organizada, para qué, partiendo de los cuatro puntos cardinales del país, para confluir en el centro geográfico: Madrid, tras caminatas de varios días para poder mostrar al mundo las iniquidades a que han sido sometidas las masas populares del pueblo español, con los recortes de todos los beneficios que habían conseguido desde la poco modélica transición de la dictadura a la democracia, que han permitido, al PP por intersección de la “troika,” aplicar la pérdida de derechos que disfrutan los 15 países originales de la UE, como consecuencia de la crisis, que ha escamoteado el derecho al trabajo a los jóvenes y a los más expuestos a no ser contratados: mayores de 45 años; con porcentajes de paro del 26%, nos encontramos a años luz de los atisbos de justicia social que deberían asegurar los gobiernos a sus pueblos.
Además del paro, la supresión de derechos legislada por el PP gracias a la mayoría absoluta alcanzada con solo el 30% de los votos, (determinada por los parámetros establecidos en la constitución que benefician a los partidos mayoritarios: PP y PSOE, en detrimento de las demás opciones, degradando la esencia democrática de una persona un voto.) Los atropellos de los dos años largos de actual legislatura del PP hechas a los trabajadores, suponen un retroceso de 30 años, con respecto de las que venían disfrutando, por efecto de la crisis causada por la especulación financiera con el boom inmobiliario, de la que han sido resarcidos los Bancos, para ser cargarla sobre las conquistas de los trabajadores.
La glorificación póstuma que se ha hecho a Adolfo Suárez con ocasión de su muerte, supone un precedente en el que se ha volcado la mediática de todo país en bloque, durante los días que han mediado entre el anuncio de su inminente deceso, hasta su entierro en la catedral de Ávila. Las circunstancias en que tuvo lugar la actividad política del primer presidente democrático de nuestro país son bastante peculiares, por haber sido elegido por el más feroz dictador conocido, del que se dice, (que por cada asesinado causado por Mussolini, Franco firmó más de diez mil penas de muerte). Aún con tal antecedente, Suárez, como presidente del gobierno, se entrevistó con su mayor oponente: Santiago Carrillo, permitiendo con ello que pudieran concurrir en las primeras elecciones democráticas españolas, todos los partidos políticos españoles del arco parlamentario, para firmar después los Pactos de la Moncloa, que permitieron la salida de la ominosa dictadura franquista, a costa de producir la oposición dentro del partido de Suárez de gran número de sus compañeros de partido que desembocó en su dimisión y la subsiguiente intentona de golpe de estado fracasada del 23-2-1981.
La prematura enfermedad de alzheimer, contraída por el presidente Suárez, ausentado de toda actividad durante más de 30 años, justifican los laudatorios homenajes que le han sido rendidos en su definitiva despedida que han permitido visualizar a las nuevas generaciones, gran parte de sus aportes a la transición que alumbró la Constitución de 1978, que si bien dejó mucho que desear, en sus 36 años de vigencia, supone un desfase oneroso para los intereses generales del país, en tiempos de cambios copernicanos como los que tienen lugar en el mundo y en nuestro país, en tan largo espacio de tiempo, en que las leyes judiciales son cambiadas todas las semanas en los consejos de ministros, mientras que las constitucionales de mayor impacto que las judiciales, permanecen inamovibles. Admitido que la Constitución fue promulgada en las peores circunstancias históricas que se puedan dar, para la que fueron elegidos los jueces ejercientes en la Dictadura, procede actualizar el instrumento de mayor enjundia jurídica, como es la Constitución.
La interferencia producida por los dos acontecimientos simultáneos citados más arriba, donde los medios de publicidad y persuasión servidores del mismo señor que es el dinero, con el que se compran voluntades, y más con el riesgo de pérdida del puesto de trabajo, en tiempos de tan aguda crisis como en la que estamos inmersos en España, en que se pueden manipular los acontecimientos, que en este caso, del exuberante despliegue informativo dedicado a uno de los temas para ocultar al otro merecedor de atención por ser la amplificación a nivel nacional de las incontables protestas callejeras que se producen a diario en todos los rincones de España por todos los recortes: de servicios, emolumentos, derechos, prestaciones,…que inciden sobre los paganos de siempre que son los trabajadores, que siendo mayoría por causa de la “teoría de la conspiración” de que se valen los poderosos para resolver a su favor los expedientes cruciales, mientras que los oprimidos, solo pueden acudir a la calle para formular sus demandas que son innumerables en la actual coyuntura, para ver si surten efecto en instancias de la UE que con la imposición de la austeridad tanto ha contribuido a sumir en la mayor postración a los agentes productivos en España.
La solución a tanto dislate como en el que estamos inmersos en nuestro país, estamos en la esperanza de que llegue, cuando las futuras generaciones más ilustradas a través del uso de los nuevos instrumentos a los que se están habituando desde niños, a los que se puede ver con el móvil pegado al oído, cuando descubran con el uso cotidiano del mismo, tienen, como digo yo, el conocimiento del mundo en su bolsillo, lo que para las personas inquietas, constituye el mayor tesoro al que se puede aspirar, cuando los bienes materiales, con el uso generalizado de la tecno-ciencia, sean convenientemente redistribuidos.
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