Cuestionamiento de las instituciones europeas
A pesar de los cantos de sirena proferidos por las autoridades que padecemos en la Unión Europea y especialmente en España, que si bien no citan los brotes verdes que tan mal resultado dieron, da la sensación que en nuestro país el hecho que los banqueros y otras instancias del régimen, anuncien albricias a la llegada de los fondos buitres, destinados a realizar especulaciones obscenas, con pisos de protección oficial adquiridos a las corporaciones públicas, para chantajear a sus ocupantes con amenazas de cambiar las cláusulas de su contrato original, por haber pasado a manos privadas. Desconocemos a que otros movimientos financieros más, se puede deber el repunte de crecimiento de décimas del PIB, que ha caído el 7% desde el 2008, para que quienes nos gobiernan echen las campanas al vuelo, cuando la protesta estentórea en las calles de España, está tomando su mayor intensidad actualmente.
Existen motivos sobrados para la protesta de las mayorías trabajadoras de los países denominados: PIGS o GIPSIS, por sus acrónimos en ingles de los países de la periferia europea, que, para más inri, se traducen por: cerdos y gitanos, términos, nada gratos que digamos, para los trabajadores que son los que han pagado el precio de una crisis que solo ha beneficiado a la especulación financiera que se atribuye el valor suficiente en sus activos, para comprar todo cuanto existe sobre la faz de la Tierra. La alienación alcanzada por la masa neuronal humana, ha llegado a tal extremo de irracionalidad al admitir que un concepto tan abstracto como es el papel moneda tenga atributos monetarios como los que se le atribuyen, que no puede tener otra calificación que se ha llegado a un grado de aberración de las percepciones anímicas rayanas a la locura colectiva. El capital originalmente se asignaba al oro como el metal más preciado y escaso que existía, depositario de un valor real que daba a su poseedor el privilegio de haber alcanzado una meta que requería esfuerzo, mientras que ahora se ha transferido al papel que es el producto más degradable que existe.
Es cierto que a las cosas se les puede dar el valor que les asignen sus jueces: los humanos, pero las aberraciones producidas por el capital en detrimento de los artífices reales de los milagros, que son los trabajadores, en todas sus formas de actuación, en lugar de los que se atribuyen los méritos: por herencia, malas artes, por influencias, y sobre todo mediante la especulación, que es la acción más espuria que se puede dar, con el beneplácito de leyes hechas por delincuentes de guante blanco como son los que las aprueban: los políticos, y de negra toca, los que las aplican: los jueces.
A pesar de las todas las vicisitudes que se dan en la vida de los pueblos y las personas que son sus protagonistas, la historia nos ilustra con hechos que nos muestran los espectaculares avances alcanzados en las últimas décadas, gracias a las contribuciones genuinas de la tecno-ciencia, que es el factor que más quilates de bienestar físico y anímico proporciona al acebo común humano, a pesar de la mala distribución que se hace del mismo, con las abismales diferencias introducidas en los últimos decenios por un sistema político que genera una oposición clamorosa, por parte de los artífices del milagro que son los trabajadores, que aportan su granito de arena al bien general que permitirá a futuro, salir de los grandes tabús a los que nos condujo la historia como son: la codicia, la ambición de acumular bienes para sus descendientes, que en la más altas instancias de poder, incitó a los poderosos a declarar guerras, que son las acciones más aberrantes a las que pueden recurrir los seres racionales.
Como ciclos importantes de la historia reciente del mundo, citaríamos el esplendor victoriano británico, que alcanzó su cenit como la primera potencia mundial, en 1870, del que fue apeado por la decisión de los EE.UU. de Norteamérica en 1956 cuando el Reino Unido, pretendió bloquear el canal de Suéz y el coloso americano se lo impidió. En el año 2008, tuvo lugar la quiebra del banco Lehman Brothers, al que se atribuye el inicio de la recesión de la Unión Europea el endeudamiento del tesoro norteamericano sintomático de la pérdida del poder omnímodo detentado por los EE.UU. durante las últimas seis décadas, en las que tuvieron lugar las últimas guerras locales, que solo afectaron a los países que se mostraron remisos a acatar las consignas emanadas del país que contaba con los portaaviones capaces de llegar a cualquier lugar del planeta. Posteriormente, ha surgido un país al que se ha llamado emergente: China, que según el profesor del: “Peterson Institute for International Economics,” Arvind Subramanian, un “think tank” estadounidense, dedicado al análisis de la economía internacional, que llega a la conclusión que en el año 2020, superará a EE.UU. en el dominio económico mundial según las ponderaciones del FMI, en 5 puntos sobre 25. Asignando a EE.UU. 12 puntos y a China 17. Desconociendo a que se refieren dichas magnitudes que son el resultado de cálculos matemáticos, si bien en sus gráficas y tablas reseñan los grados del dominio mundial entre 1870 a 2030, de los distintos países: Reino Unido, Francia, Alemania, EE. UU., Rusia, Japón, China, e India.
Las premoniciones de futuro anunciadas por toda clase de: chamanes, brujos, y videntes de toda ralea de adivinadores, han sido redundantes en el pasado, puesto que la fantasía es una potestad atractiva para los humanos, si bien las matemáticas son instrumentos que permiten atisbar mejor el porvenir, por medio de las estrategias de futuro, que permiten los planeamientos modernos basados en hipótesis racionales más fiables que la simple intuición. La proliferación de: universidades, laboratorios, centros de investigación que representan a las instituciones que han hecho aportes a la eclosión civilizatoria moderna, que es la que mas sustantivas asistencias ha hecho en el transcurso de la historia de la humanidad, para certificar la condición racional sobre los restantes seres vivos moradores del planeta Tierra, si consigue distribuir de forma más equitativa los esplendorosos frutos conseguidos con el aporte neuronal a las actuaciones humanas. Hasta el actual estado de cosas se han conseguido meritorios resultados en la consecución de bienes materiales, queda la faceta crucial por resolver, que es alcanzar la felicidad para la gran mayoría de las persona, como beneficiarias de mayor bien colectivo al que aspira la racionalidad humana.
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