28 julio 2016

Causas del impás electoral

Los dos intentos electorales que han fracasado hasta el momento corren el riesgo de desembocar en un tercero que sería récord europeo de desavenencia general de un país que no encuentra el norte de encauzar su futuro hacia metas de racionalidad que permitan a sus habitantes diseñar leyes de convivencia social para las mayorías de sus habitantes.

Son numerosos los precedentes en que nuestro país se desmarca de comportamientos racionales tales como fueron: retraso respecto de otros países europeos en adoptar los avances producidos por la ilustración y la industrialización cuando se dijo que África empezaba en los pirineos, con la guerra civil de 1936 que supuso el preludio de la Segunda Guerra Mundial y los 40 años de calvario consecuencia de la criminal dictadura franquista hasta la incorporación de nuestro país en la Unión Europea. Entonces nos empezamos a comportar como un país civilizado pese a que últimamente, España se ha mostrado como el adalid de la mayor corrupción política-informativo-administrativa-económica de nuestro entorno.

El actual momento histórico español muestra a las claras que las distintas sensibilidades poblacionales no se expresan en las urnas con arreglo a sus necesidades reales, como sería la defensa de sus intereses, al ser el 70% de la población la que recibe emolumentos por debajo de una media que serían beneficiarios de las políticas de izquierdas, mientras que mayoritariamente votan a las derechas por razones que ponen en cuestión el actual sistema democrático.Un sistema que se está demostrando menos eficiente, en el plano económico-social, que otros que aseguran un reparto más equitativo de los beneficios generados por el conjunto de las sociedades entre sus integrantes, constatando que un mayor diferencial en percepción de beneficios reales en las sociedades modernas comporta uno de los mayores disensos entre los ciudadanos ilustrados.

La difusión del conocimiento con los instrumentos informáticos de los que se hace partícipes a través del éter, que abarca todos los recovecos del planeta Tierra en beneficio de todos sus habitantes, proporciona el maná por antonomasia entre todos los atributos humanos. El saber da satisfacción a las apetencias físicas y sensoriales requeridas por la naturaleza humana, tal y como apunta Jeremy Riftkin en su libro “La sociedad de coste marginal cero”, n el que se plantean unas predicciones que muy probablemente se alcanzarán a mediados del siglo en curso.

Muchos detractores de las premoniciones del autor antes citado anteponen signos de mayores deficiencias que amenazan el futuro de la humanidad, por crisis del crecimiento económico simultaneado con el aumento de la población mundial. Ciertamente, dicho riesgo es uno entre tantos que la humanidad tendrá que enfrentar si bien cuenta con los recursos necesarios para paliar esta circunstancia sin el recurso a la guerra. Las sociedades más ilustradas ya lo están poniendo en práctica con crecimientos demográficos negativos.

Ha sido práctica mundial, desde el advenimiento de la Ilustración, que la mente haya sustituido al músculo para la obtención de mejores resultados en todas las actividades humanas a las que se orienta un mayor bienestar físico-mental de sus beneficiarias, las personas. El conocimiento se ha demostrado el factor por antonomasia para que los habitantes del siglo actual, por primera vez en la historia de la humanidad, alcancen cotas de racionalidad colectiva, con instrumentos que hacen posible la difusión universal del pensamiento humano, factor capital distintivo de dicha condición. Hasta tiempos recientes no han conseguido, en los milenios que nos han precedido de los que se tiene noticia, alcanzar atisbos de la racionalidad que se nos atribuye, por ser los únicos seres dotados con esa capacidad.

En el impás en que se encuentran los habitantes de nuestro país con las elecciones en curso se muestra bien a las claras la acción en la que ha incurrido en la última legislatura el gobierno del PP, mediante la adopción de políticas favorables a los ricos y contrarias a los trabajadores, que son las que distinguen a las derechas de las izquierdas. Las elecciones en curso han de determinar la composición del futuro gobierno de España, en el que visto el desastre que ha supuesto para los trabajadores la anterior legislatura del PP, hoy en día está en manos del PSOE la decisión de permitir la continuación del PP en el gobierno, o unirse con los demás partidos de izquierdas para formar gobierno, evidencia que no parece formar parte de un partido cuyas siglas desmienten cual es su sensibilidad política actual.